La vida desde el banquillo

Intacto.
2 min readJun 20, 2020

-Esto no es sobre futbol, es sobre la vida misma-

Aunque la vida misma se ha encargado de demostrarnos el lugar en el que debemos estar, hay ocasiones en las que debemos sentarnos y esperar, ser suplentes de esta vida, y ver desde afuera del juego (vida) para comprenderlo.

“Si la practica hace al maestro, la banca es ese salón de clases y el campo de juego es el laboratorio”

Ser la suplencia puede ser insoportable; la banca, aquel oscuro lugar donde ninguno de nosotros quiere estar pero todos en alguna ocasión debemos visitar, y es que es apenas humano pensar en que nosotros “no deberíamos” estar en esa situación, que somos nosotros lo que deben estar en el campo, en la vida, en el spotlight.

Pero es lógico, estar en la banca nos recuerda que hay alguien mejor que nosotros, un mejor jugador y aunque queramos disimularlo y suponer que no nos importa o que somos sujetos poseedores de la “gloriosa idea del buen perdedor” debemos aceptar que a ninguno le gusta perder, y es que es la lógica de la competencia, se juega para divertirse, se compite para ganar.

Sin embargo, la banca es aquel sombrío lugar que nos permite un respiro, nos acerca la posibilidad de ver el juego (vida) desde otro ángulo, poder examinarnos, y a su vez examinar aquel persona que ocupa nuestro tan anhelado lugar en el campo.

La banca así se convierte en un lugar posiblemente un poco más retador que el propio campo, nosotros aunque deseosos de saltar al campo de juego y demostrar que estuvimos sentados sin razón aparente, debemos enfrentarnos primero a una prueba de paciencia y sabiduría, en la banca se lucha con malos pensamientos, frustraciones, retos que nadie aplaudirá (y es que ¿porqué hacerlo?) y al final quizás la prueba más dura, es entrar finalmente al juego y demostrar porqué merecemos ese lugar en la vida.

Y aunque sería fácil acá hablar de cracks y sus virtudes, de como supieron contener su cordura en medio del caos y luego de eso demostraron de lo que eran capaces y de como su tiempo en la banca les dio a posterior ese titulo de Crack, mi morbo por ahora se inclina más en pensar en todos esos genios que se han perdido entre la banca y el juego, esos genios que fueron grandes promesas pero se les escapa la gloria de las manos por no poder afrontar los retos que la banca impone, por impaciencia u otras razones.

Saber apreciar el juego desde afuera es a la vez una maldición como una bendición, pues incluso se podría alguien acostumbrar a ver la vida desde afuera, con distancia y sin motivos para intervenir en ella, y así pasar sus días olvidando la promesa que era para el juego y la vida misma.

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